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Inés Fuertes deconstruye el papel primero para darle forma a continuación, creando así una tensión extraordinaria entre lo consciente y lo que surge como accidente. Cultiva la curiosidad en el espectador a través de percepciones táctiles, que buscan el querer tocar, con esa necesidad de observar la obra muy de cerca. Cuando te aproximas, es cuando se aprecian sus pliegues, sus capas y superposiciones que ofrecen sutileza. Sus obras son como poesía del
detalle y lo minucioso. El blanco es el color que predomina en su obra, ofreciendo al ambiente sensación de pureza que se vuelve cálida por su combinación con tierras, ocres, grises y una sutil escala de azules. Las obras de Inés Fuertes atrapan en cualquier formato por su complejidad técnica y delicada.